P
ar las artes hoy día resulta un esfuerzo infructuoso debido a la infinidad de manifestaciones artísticas y las múltiples variantes que se dan en cada una de ellas, además de la imposibilidad de establecer un criterio objetivo y universal acerca del propio concepto de arte. Sin embargo existen muchas clasificaciones de arte, algunas de ellas se han hecho tomando en cuenta su finalidad, otras ha restringido el criterio a las disciplinas que tradicionalmente se han considerado artísticas o “Bellas Artes” aquellas cuyo fin primordial es proporcionar una impresión estética a su receptor, otras atendiendo a los medios que cada una de ellas emplea, otras más de acuerdo al sentido o sentidos del ser humano que impactan, todas estas clasificaciones varían de acuerdo a la época en que fueron hechas y a la sociedad y la cultura de esa sociedad que las produjo.
sificación del arte, o de las distintas facetas o categorías que pueden considerarse artísticas, ha tenido una evolución paralela al concepto mismo de arte: como se ha visto anteriormente, durante la antigüedad clásica se consideraba arte todo tipo de habilidad manual y destreza, de tipo racional y sujeta a reglas; así, entraban en esa denominación tanto las actuales bellas artes como la artesanía y las ciencias, mientras que quedaban excluidas la música y la poesía. Una de las primeras clasificaciones que se hicieron de las artes fue la de los filósofos sofistas presocráticos, que distinguieron entre “artes útiles” y “artes placenteras”, es decir, entre las que producen objetos de cierta utilidad y las que sirven para el entretenimiento. Plutarco introdujo, junto a estas dos, las “artes perfectas”, que serían lo que hoy consideramos ciencias. Platón, por su parte, estableció la diferencia entre “artes productivas” y “artes imitativas”, según si producían objetos nuevos o imitaban a otros.
Durante la era romana hubo diversos intentos de clasificar las artes: Quintiliano dividió el arte en tres esferas: “artes teóricas”, basadas en el estudio (principalmente, las ciencias); “artes prácticas”, basadas en una actividad, pero sin producir nada (como la danza); y “artes poéticas” –según la etimología griega, donde ποίησις (poíêsis) quiere decir ‘producción’–, que son las que producen objetos. Cicerón catalogó las artes según su importancia: “artes mayores” (política y estrategia militar), “artes medianas” (ciencias, poesía y retórica) y “artes menores” (pintura, escultura, música, interpretación y atletismo). Plotino clasificó las artes en cinco grupos: las que producen objetos físicos (arquitectura), las que ayudan a la naturaleza (medicina y agricultura), las que imitan a la naturaleza (pintura), las que mejoran la acción humana (política y retórica) y las intelectuales (geometría).
Sin embargo, la clasificación que tuvo más fortuna –llegando hasta la era moderna– fue la de Galeno en el siglo II, que dividió el arte en “artes liberales” y “artes vulgares”, según si tenían un origen intelectual o manual. Entre las liberales se encontraban: la gramática, la retórica y la dialéctica –que formaban el trivium–, y la aritmética, la geometría, la astronomía y la música –que formaban el quadrivium–; las vulgares incluían la arquitectura, la escultura y la pintura, pero también otras actividades que hoy consideramos artesanía
Durante la Edad Media continuó la división del arte entre artes liberales y vulgares –llamadas estas últimas entonces “mecánicas”–, si bien hubo nuevos intentos de clasificación: Boecio dividió las artes en ars y artificium, clasificación similar a la de artes liberales y vulgares, pero en una acepción que casi excluía las formas manuales del campo del arte, dependiendo éste tan sólo de la mente. En el siglo XII, Radulfo de Campo Lungo intentó hacer una clasificación de las artes mecánicas, reduciéndolas a siete, igual número que las liberales. En función de su utilidad cara a la sociedad, las dividió en: ars victuaria, para alimentar a la gente; lanificaria, para vestirles; architectura, para procurarles una casa; suffragatoria, para darles medios de transporte; medicinaria, que les curaba; negotiatoria, para el comercio; militaria, para defenderse.
En el siglo XVI empezó a considerarse que la arquitectura, la pintura y la escultura eran actividades que requerían no sólo oficio y destreza, sino también un tipo de concepción intelectual que las hacían superiores a otros tipos de manualidades. Se gestaba así el concepto moderno de arte, que durante el Renacimiento adquirió el nombre de arti del disegno (artes del diseño), por cuanto comprendían que esta actividad –el diseñar– era la principal en la génesis de las obras de arte.
La clasSin embargo, faltaba aglutinar estas artes del diseño con el resto de actividades consideradas artísticas (música, poesía y teatro), tarea que se desarrolló durante los dos siglos siguientes con varios intentos de buscar un nexo común a todas estas actividades: así, el humanista florentino Giannozzo Manetti propuso el término “artes ingeniosas”, donde incluía las artes liberales, por lo que sólo cambiaba el vocablo; el filósofo neoplatónico Marsilio Ficino elaboró el concepto de “artes musicales”, argumentando que la música era la inspiración para todas las artes; en 1555, Giovanni Pietro Capriano introdujo en su De vera poetica la acepción “artes nobles”, apelando a la elevada finalidad de estas actividades; Lodovico Castelvetro habló en su Correttione (1572) de “artes memoriales”, ya que según él estas artes buscaban fijar en objetos la memoria de cosas y acontecimientos; Claude-François Menestrier, historiador francés del siglo XVII, formuló la idea de “artes pictóricas”, remarcando el carácter visual del arte; Emanuele Tesauro ideó en 1658 la noción de “artes poéticas”, inspirado en la célebre cita de Horacio “ut pictura poesis” (la pintura como la poesía), describiendo el componente poético y metafórico de estas artes; ya en el siglo XVIII, coincidieron en un mismo año (1744) dos definiciones, la de “artes agradables” deGiambattista Vico, y la de “artes elegantes” de James Harris; por último, en 1746, Charles Batteux estableció en Las bellas artes reducidas a un único principio la concepción actual de bellas artes, remarcando su aspecto de imitación (imitatio).
Batteux incluyó en las bellas artes pintura, escultura, música, poesía y danza, mientras que mantuvo el término artes mecánicas para el resto de actividades artísticas, y señaló como actividades entre ambas categorías la arquitectura y la retórica, si bien al poco tiempo se eliminó el grupo intermedio y la arquitectura y la retórica se incorporaron plenamente a las bellas artes. Sin embargo, con el tiempo, esta lista sufrió diversas variaciones, y si bien se aceptaba comúnmente la presencia de arquitectura, pintura, escultura, música y poesía, los dos puestos restantes oscilaron entre la danza, la retórica, el teatro y la jardinería, o, más adelante, nuevas disciplinas como la fotografía y el cine. El término “bellas artes” hizo fortuna, y quedó fijado como definición de todas las actividades basadas en la elaboración de objetos con finalidad estética, producidos de forma intelectual y con voluntad expresiva y trascendente. Así, desde entonces las artes fueron “bellas artes”, separadas tanto de las ciencias como de los oficios manuales. Por eso mismo, durante el siglo XIX se fue produciendo un nuevo cambio terminológico: ya que las artes eran sólo las bellas artes, y el resto de actividades no lo eran, poco a poco se fue perdiendo el término ‘bellas’ para quedar sólo el de ‘artes’, quedando la acepción ‘arte’ tal como la entendemos hoy día. Incluso sucedió que entonces se restringió el término “bellas artes” para designar las artes visuales, las que en el Renacimiento se denominaban “artes del diseño” (arquitectura, pintura y escultura), siendo las demás las “artes en general”. También hubo una tendencia cada vez más creciente a separar las artes visuales de las literarias, que recibieron el nombre de “bellas letras”.
Sin embargo, pese a la aceptación general de la clasificación propuesta por Batteux, en los siglos siguientes todavía se produjeron intentos de nuevas clasificaciones del arte: Emmanuel Kant distinguió entre “artes mecánicas” y “artes estéticas”; Robert von Zimmermann habló de artes de la representación material (arquitectura y escultura), de la representación perceptiva (pintura y música) y de la representación del pensamiento (literatura); y Alois Riegl, en Arte industrial de la época romana tardía, dividió el arte en arquitectura, plástica y ornamento. Hegel, en su Estética (1835-1838), estableció tres formas de manifestación artística: arte simbólico, clásico y romántico, que se relacionan con tres formas diferentes de arte, tres estadios de evolución histórica y tres maneras distintas de tomar forma la idea:
Arte
Hi
Forma
Simbólico
Infancia
Desajuste
Arquitectura
Clásico
Madurez
Ajuste
Escultura
Romántico
Vejez
Desbordamiento
Pintura, música y poesía
En la idea, primero hay una relación de desajuste, donde la idea no encuentra forma; después es de ajuste, cuando la idea se ajusta a la forma; por último, en el desbordamiento, la idea sobrepasa la forma, tiende al infinito. En la evolución histórica, equipara infancia con el arte prehistórico, antiguo y oriental; madurez, con el arte griego y romano; y vejez, con el arte cristiano. En cuanto a la forma, la arquitectura (forma monumental) es un arte tectónico, depende de la materia, de pesos, medidas, etc.; la escultura (forma antropomórfica) depende más de la forma volumétrica, por lo que se acerca más al hombre; la pintura, música y poesía (formas suprasensibles) son la etapa más espiritual, más desmaterializada. La creación artística no ha de ser una mimesis, sino un proceso de libertad espiritual. En su evolución, cuando el artista llega a su límite, se van perdiendo las formas sensibles, el arte se vuelve más conceptual y reflexivo; al final de este proceso se produce la “muerte del arte”.
Pese a todo, estos intentos de clasificación resultaron un tanto baldíos y, cuando parecía que por fin se había llegado a una definición del arte universalmente aceptable, después de tantos siglos de evolución, los cambios sociales, culturales y tecnológicos producidos durante los siglos XIX y XX han comportado un nuevo intento de definir el arte con base en parámetros más abiertos y omnicomprensivos, intentando abarcar tanto una definición teórica del arte como una catalogación práctica que incluyese las nuevas formas artísticas que han ido surgiendo en los últimos tiempos (fotografía, cine, cómic, nuevas tecnologías, etc.). Como el de Juan Acha con su ensayo Arte y sociedad. Latinoamérica: el producto artístico y estructura (1979), cuya compleja organización de las artes es según su aplicación y origen; en grupos como "Cuerpo-Objeto", "Superficie-Objetos", "Superficies-Icónicas", "Superficies-Literarias", "Espectáculos" y "Audiciones". Y otra más simple en Lógica del Límite (1991) de Eugenio Trías, en la que el artista es como un habitante y a un determinado oficio artístico como unhabitáculo, que constituyen tres grandes áreas del arte: artes estáticas o del espacio, artes mixtas y artes temporales o dinámicas.
Artes estáticas o espaciales
Artes mixtas
Artes dinámicas o temporales
Arquitectura
Cine
Música
Escultura
Teatro
Danza
Pintura
Ópera
Literatura
Estos intentos, un tanto infructuosos, han producido en cierta forma el efecto contrario, acentuando aún más la indefinición del arte, que hoy día es un concepto abierto e interpretable, donde caben muchas fórmulas y concepciones, si bien se suele aceptar un mínimo denominador común basado en cualidades estéticas y expresivas, así como un componente de creatividad.
Clasificación actual
Actualmente se suele considerar la siguiente lista de bellas artes:
§ El primero es la arquitectura.
§ El segundo es la danza.
§ El tercero es la escultura.
§ El cuarto es la música.
§ El quinto es la pintura.
§ El sexto es la poesía (y literatura en general).
§ El séptimo es la cinematografía.
§ El octavo es la fotografía.
§ El noveno es la historieta.
Ciertos críticos e historiadores consideran otras artes en la lista, como la gastronomía, la perfumería, la televisión, el teatro, la moda, la publicidad, la animación y los videojuegos. En la actualidad existe aún cierta discrepancia sobre cuál sería el “décimo arte”.
A nuestro parecer la naturaleza del medio en que se crean tal vez sea el criterio más seguro.
Las artes auditivas incluyen todas las artes del sonido que, para todas las finalidades prácticas, utiliza la música. La música consta de tonos musicales -es decir, sonidos de un tono determinado- junto con silencios, presentados en un orden temporalmente sucesivo.
Las artes visuales incluyen todas aquellas artes que constan, fenomenalmente, de percepciones visuales. Su reclamo se dirige de forma primaria a la vista, aunque no exclusivamente, porque algunas pueden también estimular el sentido del tacto. Las artes visuales incluyen gran variedad de géneros: pintura, escultura, arquitectura, y virtualmente todas las artes útiles.
La literatura es mucho más difícil de clasificar. Indudablemente, no es un arte visual: de hecho, un poema no necesita ser escrito. Tampoco es un arte auditivo.
Ocurre a menudo que el efecto de un poema aumenta cuando es leído en voz alta, pero su valor no disminuye cuando no es leído así, ni precisa ser leído en voz alta para actuar como poema. Si la literatura fuese un arte auditivo, pertenecería al arte de la música; y para un auditorio entendido, el placer de la poesía difícilmente puede compararse con el de las composiciones musicales.
Musicalmente, el idioma inglés, por ejemplo, es más bien pobre y quien oye los sonidos de un poema en esta lengua sin conocer el significado de las palabras, no tardaría en sentir aburrimiento. Virtualmente todo el efecto de la poesía, que a primera vista podemos atribuir a los mismos sonidos (al elemento auditivo), se debe en realidad al significado de las palabras. Si la palabra «mar» es poética, no lo es porque el sonido de este monosílabo nos resulte bello, sino porque conocemos el significado de esa palabra, que sirve para evocar pensamientos e imágenes del mar tropical, del mar tempestuoso, del mar de una puesta de sol, etc. Es el significado -tanto el literal de las palabras como el de las asociaciones que provoca en la mente de quienes están familiarizados con la lengua en que el poema se halla escrito- lo que distingue la literatura de todas las otras artes. La literatura ha sido llamada arte simbólico; el carácter distintivo de su medio se debe al hecho de que todos sus elementos son palabras, y las palabras no son meros ruidos o trazos de pluma, sino ruidos con significados que han de conocerse para poder entender o valorar el poema.
Las artes mixtas incluyen todas aquellas artes que combinan uno o más de los medios anteriores. Así, la ópera incluye música, palabras e imágenes visuales, aunque con predominio de la música. Las representaciones teatrales combinan el arte literario con la habilidad escénica y las imágenes visuales. En la danza predomina generalmente lo visual, mientras que la música sirve de acompañamiento. En el cine están presentes todos los elementos.
El tipo de trabajo que cada arte puede realizar depende primariamente de la naturaleza del medio. Así, las artes visuales en general son artes del espacio, y pueden reproducir el aspecto visual o «apariencia» de los objetos mucho mejor que cualquier descripción. Por otra parte, no pueden representar el movimiento, o la sucesión de actos en el tiempo; esto puede hacerlo la literatura, donde el orden de los elementos en el medio es temporalmente secuencial. En una obra pictórica nuestra atención es secuencial porque podemos concentrarnos ahora en una parte y después en otra. Sin embargo, el cuadro entero se halla ante nosotros todo el tiempo, y no se nos impone ningún orden para contemplarlo, como sería el ir de izquierda a derecha; en realidad, si nos fijamos
en sus partes sucesivamente al principio, es sólo para poder captarlo luego en su totalidad. El efecto de la contemplación de una escultura depende a menudo de la dirección que sigamos al movernos en torno a ella; y al no poder contemplar todo el objeto tridimensional de una vez, el aspecto temporal es más importante que en la pintura. La música está inseparablemente vinculada al orden temporal de los tonos, como la literatura al orden temporal de las palabras; no podemos invertir el orden de dos tonos en una melodía, y tampoco el de dos palabras en una frase.
Aunque las artes mixtas combinan más de un tipo de medios, poseen funciones distintivas que no se repiten en las otras artes. El cine tiene una enorme ventaja con
su medio, porque puede reproducir relaciones espaciales y secuencias temporales de los hechos al mismo tiempo.
El teatro puede hacer otro tanto. Sin embargo, lo que es adecuado para el medio teatral puede no serlo para el medio cinematográfico. Una excelente representación teatral, si se traslada directamente a la pantalla, resultará de ordinario una película mediocre; la principal ventaja del teatro -su contacto vivo con actores vivos- se pierde por completo en el medio más impersonal del cine, que puede, sin embargo, subsanar esta desventaja con innumerables recursos no accesibles para el teatro.
Los estudiosos del arte han sacado de estos hechos conclusiones distintas en torno a la naturaleza de los medios artísticos. Los «puristas», siguiendo la orientación del ensayo Lookoon, ven con desagrado cualquier intento de hacer que la obra de arte trascienda los límites de su propio medio distintivo. Y así, sostienen que los poemas no deberían intentar describir con exactitud las apariencias visibles de las cosas, función reservada a las artes visuales; ni las artes visuales deberían intentar reproducir el movimiento, cosa reservada a la literatura; como tampoco la música debería intentar tener un programa y contar historias, lo que corresponde también a la literatura; ni el cine debería abandonar su capacidad específica de reproducir el movimiento, en beneficio del diálogo entre sus personajes. Los adversarios de esta concepción arguyen que tales normas pueden transgredirse ventajosamente, y que, si es cierto que cada medio artístico tiene sus propias posibilidades distintivas, no hay razón alguna para que un medio no pueda echar mano de recursos que otro arte sería ciertamente capaz de utilizar mejor. En esta perspectiva, la observación de Lessing es un consejo de perfección que eliminaría muchas insignes obras de arte y negaría validez a muchos experimentos interesantes. Wagner, por ejemplo, estaba convencido (erróneamente sin duda) de que con sus dramas musicales creaba un superarte donde lo auditivo, lo visual y lo literario eran de la misma importancia.
ar las artes hoy día resulta un esfuerzo infructuoso debido a la infinidad de manifestaciones artísticas y las múltiples variantes que se dan en cada una de ellas, además de la imposibilidad de establecer un criterio objetivo y universal acerca del propio concepto de arte. Sin embargo existen muchas clasificaciones de arte, algunas de ellas se han hecho tomando en cuenta su finalidad, otras ha restringido el criterio a las disciplinas que tradicionalmente se han considerado artísticas o “Bellas Artes” aquellas cuyo fin primordial es proporcionar una impresión estética a su receptor, otras atendiendo a los medios que cada una de ellas emplea, otras más de acuerdo al sentido o sentidos del ser humano que impactan, todas estas clasificaciones varían de acuerdo a la época en que fueron hechas y a la sociedad y la cultura de esa sociedad que las produjo.
sificación del arte, o de las distintas facetas o categorías que pueden considerarse artísticas, ha tenido una evolución paralela al concepto mismo de arte: como se ha visto anteriormente, durante la antigüedad clásica se consideraba arte todo tipo de habilidad manual y destreza, de tipo racional y sujeta a reglas; así, entraban en esa denominación tanto las actuales bellas artes como la artesanía y las ciencias, mientras que quedaban excluidas la música y la poesía. Una de las primeras clasificaciones que se hicieron de las artes fue la de los filósofos sofistas presocráticos, que distinguieron entre “artes útiles” y “artes placenteras”, es decir, entre las que producen objetos de cierta utilidad y las que sirven para el entretenimiento. Plutarco introdujo, junto a estas dos, las “artes perfectas”, que serían lo que hoy consideramos ciencias. Platón, por su parte, estableció la diferencia entre “artes productivas” y “artes imitativas”, según si producían objetos nuevos o imitaban a otros.
Durante la era romana hubo diversos intentos de clasificar las artes: Quintiliano dividió el arte en tres esferas: “artes teóricas”, basadas en el estudio (principalmente, las ciencias); “artes prácticas”, basadas en una actividad, pero sin producir nada (como la danza); y “artes poéticas” –según la etimología griega, donde ποίησις (poíêsis) quiere decir ‘producción’–, que son las que producen objetos. Cicerón catalogó las artes según su importancia: “artes mayores” (política y estrategia militar), “artes medianas” (ciencias, poesía y retórica) y “artes menores” (pintura, escultura, música, interpretación y atletismo). Plotino clasificó las artes en cinco grupos: las que producen objetos físicos (arquitectura), las que ayudan a la naturaleza (medicina y agricultura), las que imitan a la naturaleza (pintura), las que mejoran la acción humana (política y retórica) y las intelectuales (geometría).
Sin embargo, la clasificación que tuvo más fortuna –llegando hasta la era moderna– fue la de Galeno en el siglo II, que dividió el arte en “artes liberales” y “artes vulgares”, según si tenían un origen intelectual o manual. Entre las liberales se encontraban: la gramática, la retórica y la dialéctica –que formaban el trivium–, y la aritmética, la geometría, la astronomía y la música –que formaban el quadrivium–; las vulgares incluían la arquitectura, la escultura y la pintura, pero también otras actividades que hoy consideramos artesanía
Durante la Edad Media continuó la división del arte entre artes liberales y vulgares –llamadas estas últimas entonces “mecánicas”–, si bien hubo nuevos intentos de clasificación: Boecio dividió las artes en ars y artificium, clasificación similar a la de artes liberales y vulgares, pero en una acepción que casi excluía las formas manuales del campo del arte, dependiendo éste tan sólo de la mente. En el siglo XII, Radulfo de Campo Lungo intentó hacer una clasificación de las artes mecánicas, reduciéndolas a siete, igual número que las liberales. En función de su utilidad cara a la sociedad, las dividió en: ars victuaria, para alimentar a la gente; lanificaria, para vestirles; architectura, para procurarles una casa; suffragatoria, para darles medios de transporte; medicinaria, que les curaba; negotiatoria, para el comercio; militaria, para defenderse.
En el siglo XVI empezó a considerarse que la arquitectura, la pintura y la escultura eran actividades que requerían no sólo oficio y destreza, sino también un tipo de concepción intelectual que las hacían superiores a otros tipos de manualidades. Se gestaba así el concepto moderno de arte, que durante el Renacimiento adquirió el nombre de arti del disegno (artes del diseño), por cuanto comprendían que esta actividad –el diseñar– era la principal en la génesis de las obras de arte.
La clasSin embargo, faltaba aglutinar estas artes del diseño con el resto de actividades consideradas artísticas (música, poesía y teatro), tarea que se desarrolló durante los dos siglos siguientes con varios intentos de buscar un nexo común a todas estas actividades: así, el humanista florentino Giannozzo Manetti propuso el término “artes ingeniosas”, donde incluía las artes liberales, por lo que sólo cambiaba el vocablo; el filósofo neoplatónico Marsilio Ficino elaboró el concepto de “artes musicales”, argumentando que la música era la inspiración para todas las artes; en 1555, Giovanni Pietro Capriano introdujo en su De vera poetica la acepción “artes nobles”, apelando a la elevada finalidad de estas actividades; Lodovico Castelvetro habló en su Correttione (1572) de “artes memoriales”, ya que según él estas artes buscaban fijar en objetos la memoria de cosas y acontecimientos; Claude-François Menestrier, historiador francés del siglo XVII, formuló la idea de “artes pictóricas”, remarcando el carácter visual del arte; Emanuele Tesauro ideó en 1658 la noción de “artes poéticas”, inspirado en la célebre cita de Horacio “ut pictura poesis” (la pintura como la poesía), describiendo el componente poético y metafórico de estas artes; ya en el siglo XVIII, coincidieron en un mismo año (1744) dos definiciones, la de “artes agradables” deGiambattista Vico, y la de “artes elegantes” de James Harris; por último, en 1746, Charles Batteux estableció en Las bellas artes reducidas a un único principio la concepción actual de bellas artes, remarcando su aspecto de imitación (imitatio).
Batteux incluyó en las bellas artes pintura, escultura, música, poesía y danza, mientras que mantuvo el término artes mecánicas para el resto de actividades artísticas, y señaló como actividades entre ambas categorías la arquitectura y la retórica, si bien al poco tiempo se eliminó el grupo intermedio y la arquitectura y la retórica se incorporaron plenamente a las bellas artes. Sin embargo, con el tiempo, esta lista sufrió diversas variaciones, y si bien se aceptaba comúnmente la presencia de arquitectura, pintura, escultura, música y poesía, los dos puestos restantes oscilaron entre la danza, la retórica, el teatro y la jardinería, o, más adelante, nuevas disciplinas como la fotografía y el cine. El término “bellas artes” hizo fortuna, y quedó fijado como definición de todas las actividades basadas en la elaboración de objetos con finalidad estética, producidos de forma intelectual y con voluntad expresiva y trascendente. Así, desde entonces las artes fueron “bellas artes”, separadas tanto de las ciencias como de los oficios manuales. Por eso mismo, durante el siglo XIX se fue produciendo un nuevo cambio terminológico: ya que las artes eran sólo las bellas artes, y el resto de actividades no lo eran, poco a poco se fue perdiendo el término ‘bellas’ para quedar sólo el de ‘artes’, quedando la acepción ‘arte’ tal como la entendemos hoy día. Incluso sucedió que entonces se restringió el término “bellas artes” para designar las artes visuales, las que en el Renacimiento se denominaban “artes del diseño” (arquitectura, pintura y escultura), siendo las demás las “artes en general”. También hubo una tendencia cada vez más creciente a separar las artes visuales de las literarias, que recibieron el nombre de “bellas letras”.
Sin embargo, pese a la aceptación general de la clasificación propuesta por Batteux, en los siglos siguientes todavía se produjeron intentos de nuevas clasificaciones del arte: Emmanuel Kant distinguió entre “artes mecánicas” y “artes estéticas”; Robert von Zimmermann habló de artes de la representación material (arquitectura y escultura), de la representación perceptiva (pintura y música) y de la representación del pensamiento (literatura); y Alois Riegl, en Arte industrial de la época romana tardía, dividió el arte en arquitectura, plástica y ornamento. Hegel, en su Estética (1835-1838), estableció tres formas de manifestación artística: arte simbólico, clásico y romántico, que se relacionan con tres formas diferentes de arte, tres estadios de evolución histórica y tres maneras distintas de tomar forma la idea:
Arte
Hi
Forma
Simbólico
Infancia
Desajuste
Arquitectura
Clásico
Madurez
Ajuste
Escultura
Romántico
Vejez
Desbordamiento
Pintura, música y poesía
En la idea, primero hay una relación de desajuste, donde la idea no encuentra forma; después es de ajuste, cuando la idea se ajusta a la forma; por último, en el desbordamiento, la idea sobrepasa la forma, tiende al infinito. En la evolución histórica, equipara infancia con el arte prehistórico, antiguo y oriental; madurez, con el arte griego y romano; y vejez, con el arte cristiano. En cuanto a la forma, la arquitectura (forma monumental) es un arte tectónico, depende de la materia, de pesos, medidas, etc.; la escultura (forma antropomórfica) depende más de la forma volumétrica, por lo que se acerca más al hombre; la pintura, música y poesía (formas suprasensibles) son la etapa más espiritual, más desmaterializada. La creación artística no ha de ser una mimesis, sino un proceso de libertad espiritual. En su evolución, cuando el artista llega a su límite, se van perdiendo las formas sensibles, el arte se vuelve más conceptual y reflexivo; al final de este proceso se produce la “muerte del arte”.
Pese a todo, estos intentos de clasificación resultaron un tanto baldíos y, cuando parecía que por fin se había llegado a una definición del arte universalmente aceptable, después de tantos siglos de evolución, los cambios sociales, culturales y tecnológicos producidos durante los siglos XIX y XX han comportado un nuevo intento de definir el arte con base en parámetros más abiertos y omnicomprensivos, intentando abarcar tanto una definición teórica del arte como una catalogación práctica que incluyese las nuevas formas artísticas que han ido surgiendo en los últimos tiempos (fotografía, cine, cómic, nuevas tecnologías, etc.). Como el de Juan Acha con su ensayo Arte y sociedad. Latinoamérica: el producto artístico y estructura (1979), cuya compleja organización de las artes es según su aplicación y origen; en grupos como "Cuerpo-Objeto", "Superficie-Objetos", "Superficies-Icónicas", "Superficies-Literarias", "Espectáculos" y "Audiciones". Y otra más simple en Lógica del Límite (1991) de Eugenio Trías, en la que el artista es como un habitante y a un determinado oficio artístico como unhabitáculo, que constituyen tres grandes áreas del arte: artes estáticas o del espacio, artes mixtas y artes temporales o dinámicas.
Artes estáticas o espaciales
Artes mixtas
Artes dinámicas o temporales
Arquitectura
Cine
Música
Escultura
Teatro
Danza
Pintura
Ópera
Literatura
Estos intentos, un tanto infructuosos, han producido en cierta forma el efecto contrario, acentuando aún más la indefinición del arte, que hoy día es un concepto abierto e interpretable, donde caben muchas fórmulas y concepciones, si bien se suele aceptar un mínimo denominador común basado en cualidades estéticas y expresivas, así como un componente de creatividad.
Clasificación actual
Actualmente se suele considerar la siguiente lista de bellas artes:
§ El primero es la arquitectura.
§ El segundo es la danza.
§ El tercero es la escultura.
§ El cuarto es la música.
§ El quinto es la pintura.
§ El sexto es la poesía (y literatura en general).
§ El séptimo es la cinematografía.
§ El octavo es la fotografía.
§ El noveno es la historieta.
Ciertos críticos e historiadores consideran otras artes en la lista, como la gastronomía, la perfumería, la televisión, el teatro, la moda, la publicidad, la animación y los videojuegos. En la actualidad existe aún cierta discrepancia sobre cuál sería el “décimo arte”.
A nuestro parecer la naturaleza del medio en que se crean tal vez sea el criterio más seguro.
Las artes auditivas incluyen todas las artes del sonido que, para todas las finalidades prácticas, utiliza la música. La música consta de tonos musicales -es decir, sonidos de un tono determinado- junto con silencios, presentados en un orden temporalmente sucesivo.
Las artes visuales incluyen todas aquellas artes que constan, fenomenalmente, de percepciones visuales. Su reclamo se dirige de forma primaria a la vista, aunque no exclusivamente, porque algunas pueden también estimular el sentido del tacto. Las artes visuales incluyen gran variedad de géneros: pintura, escultura, arquitectura, y virtualmente todas las artes útiles.
La literatura es mucho más difícil de clasificar. Indudablemente, no es un arte visual: de hecho, un poema no necesita ser escrito. Tampoco es un arte auditivo.
Ocurre a menudo que el efecto de un poema aumenta cuando es leído en voz alta, pero su valor no disminuye cuando no es leído así, ni precisa ser leído en voz alta para actuar como poema. Si la literatura fuese un arte auditivo, pertenecería al arte de la música; y para un auditorio entendido, el placer de la poesía difícilmente puede compararse con el de las composiciones musicales.
Musicalmente, el idioma inglés, por ejemplo, es más bien pobre y quien oye los sonidos de un poema en esta lengua sin conocer el significado de las palabras, no tardaría en sentir aburrimiento. Virtualmente todo el efecto de la poesía, que a primera vista podemos atribuir a los mismos sonidos (al elemento auditivo), se debe en realidad al significado de las palabras. Si la palabra «mar» es poética, no lo es porque el sonido de este monosílabo nos resulte bello, sino porque conocemos el significado de esa palabra, que sirve para evocar pensamientos e imágenes del mar tropical, del mar tempestuoso, del mar de una puesta de sol, etc. Es el significado -tanto el literal de las palabras como el de las asociaciones que provoca en la mente de quienes están familiarizados con la lengua en que el poema se halla escrito- lo que distingue la literatura de todas las otras artes. La literatura ha sido llamada arte simbólico; el carácter distintivo de su medio se debe al hecho de que todos sus elementos son palabras, y las palabras no son meros ruidos o trazos de pluma, sino ruidos con significados que han de conocerse para poder entender o valorar el poema.
Las artes mixtas incluyen todas aquellas artes que combinan uno o más de los medios anteriores. Así, la ópera incluye música, palabras e imágenes visuales, aunque con predominio de la música. Las representaciones teatrales combinan el arte literario con la habilidad escénica y las imágenes visuales. En la danza predomina generalmente lo visual, mientras que la música sirve de acompañamiento. En el cine están presentes todos los elementos.
El tipo de trabajo que cada arte puede realizar depende primariamente de la naturaleza del medio. Así, las artes visuales en general son artes del espacio, y pueden reproducir el aspecto visual o «apariencia» de los objetos mucho mejor que cualquier descripción. Por otra parte, no pueden representar el movimiento, o la sucesión de actos en el tiempo; esto puede hacerlo la literatura, donde el orden de los elementos en el medio es temporalmente secuencial. En una obra pictórica nuestra atención es secuencial porque podemos concentrarnos ahora en una parte y después en otra. Sin embargo, el cuadro entero se halla ante nosotros todo el tiempo, y no se nos impone ningún orden para contemplarlo, como sería el ir de izquierda a derecha; en realidad, si nos fijamos
en sus partes sucesivamente al principio, es sólo para poder captarlo luego en su totalidad. El efecto de la contemplación de una escultura depende a menudo de la dirección que sigamos al movernos en torno a ella; y al no poder contemplar todo el objeto tridimensional de una vez, el aspecto temporal es más importante que en la pintura. La música está inseparablemente vinculada al orden temporal de los tonos, como la literatura al orden temporal de las palabras; no podemos invertir el orden de dos tonos en una melodía, y tampoco el de dos palabras en una frase.
Aunque las artes mixtas combinan más de un tipo de medios, poseen funciones distintivas que no se repiten en las otras artes. El cine tiene una enorme ventaja con
su medio, porque puede reproducir relaciones espaciales y secuencias temporales de los hechos al mismo tiempo.
El teatro puede hacer otro tanto. Sin embargo, lo que es adecuado para el medio teatral puede no serlo para el medio cinematográfico. Una excelente representación teatral, si se traslada directamente a la pantalla, resultará de ordinario una película mediocre; la principal ventaja del teatro -su contacto vivo con actores vivos- se pierde por completo en el medio más impersonal del cine, que puede, sin embargo, subsanar esta desventaja con innumerables recursos no accesibles para el teatro.
Los estudiosos del arte han sacado de estos hechos conclusiones distintas en torno a la naturaleza de los medios artísticos. Los «puristas», siguiendo la orientación del ensayo Lookoon, ven con desagrado cualquier intento de hacer que la obra de arte trascienda los límites de su propio medio distintivo. Y así, sostienen que los poemas no deberían intentar describir con exactitud las apariencias visibles de las cosas, función reservada a las artes visuales; ni las artes visuales deberían intentar reproducir el movimiento, cosa reservada a la literatura; como tampoco la música debería intentar tener un programa y contar historias, lo que corresponde también a la literatura; ni el cine debería abandonar su capacidad específica de reproducir el movimiento, en beneficio del diálogo entre sus personajes. Los adversarios de esta concepción arguyen que tales normas pueden transgredirse ventajosamente, y que, si es cierto que cada medio artístico tiene sus propias posibilidades distintivas, no hay razón alguna para que un medio no pueda echar mano de recursos que otro arte sería ciertamente capaz de utilizar mejor. En esta perspectiva, la observación de Lessing es un consejo de perfección que eliminaría muchas insignes obras de arte y negaría validez a muchos experimentos interesantes. Wagner, por ejemplo, estaba convencido (erróneamente sin duda) de que con sus dramas musicales creaba un superarte donde lo auditivo, lo visual y lo literario eran de la misma importancia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario